Armonizar significa coordinar los diferentes valores que el color adquiere en una composición.
En las artes visuales, las cualidades expresivas constituyen un importante objeto de estudio en el campo del color. Los teorizadores se han referido sobre todo a lo que se conoce con el nombre de la armonía de los colores.
Todo esto es un punto a tener en cuenta a la hora de pintar nuestra casa, ya que son colores que van a permanecer con nosotros mucho tiempo y que los vamos a tener presentes cada vez que atravesemos el umbral de la puerta. Por eso a la hora de elegir el color que va decorar nuestras paredes tenemos que informarnos de todo lo relevante a las tonalidades, la iluminación que producen, la combinación que puede crear un buen ambiente, etc.
Se intentó clasificar todos los valores del color en un sistema universalmente válido y objetivo. Los primeros sistemas eran bidimensionales: describían la secuencia y las relaciones recíprocas de los tintes mediante un círculo. Más tarde cuando el color se determinaba en tres dimensiones (tinte, claridad, saturación) se incorporaron esquemas tridimensionales.
La armonía es esencial ya que si han de relacionarse entre si todos los colores de una composición, deben ajustarse a un todo unificado. Existen objeciones más fundamentales al principio sobre el cual se basan las reglas de la armonía del color. Este principio concibe una composición de colores como un conjunto donde todo se ajusta a todo.
La teoría tradicional de la armonía del color se refiere solo a la obtención de conexiones y al hecho de evitar separaciones y por lo tanto en el mejor de los casos, resulta incompleta.
En todas las armonías cromáticas se pueden observar tres colores:
- Uno dominante: que es el más neutro y de mayor extensión, sirve para destacar los otros colores que conforman nuestra composición gráfica, especialmente al opuesto.
- El tónico: es el complementario del color de dominio, es el más potente en color y valor, y el que se utiliza como nota de animación o audacia en cualquier elemento (alfombra, cortina, etc.)
- El de mediación: que actúa como conciliador y modo de transición entre cada uno de los dos anteriores, suele tener una situación en el circulo cromático cercano a la de color tónico.